En los últimos días de mi trabajo en el IDI impartí, a cargo de la Fundación Universidad-Empresa de las Illes Balears, un curso para doctorandos en el que se habló de dos cuestiones: el ecosistema de innovación y los programas de soporte y políticas públicas para la transferencia de conocimiento. En este post sólo voy a hablar del ecosistema de innovación, ya que me parece un elemento fundamental en cualquier estrategia de innovación.
El ecosistema de innovación es el término usado para describir a los diversos actores, partes interesadas y miembros de la comunidad que son fundamentales para la innovación (Millard, 2018). Incluye a un grupo de actores, actividades y elementos (productos y servicios, recursos tangibles e intangibles, recursos tecnológicos y no tecnológicos), y las instituciones y relaciones, incluidas las relaciones complementarias y sustitutivas, que son importantes para el desempeño innovador de un actor o una población de actores (Granstrand y Holgersson, 2020).
Para Klimas y Czakon (2021) se puede definir como el entorno de cooperación que rodea las actividades de innovación de sus actores en evolución conjunta, organizados a través de procesos de co-innovación, y que dan como resultado la co-creación de nuevo valor a través de la innovación.
La idea que comparten estas definiciones es que, como las personas, las empresas no pueden innovar solas: necesitan un sistema de entidades independientes a su alrededor, y sentir el pulso de ese sistema a través de las relaciones que establecen para ofrecer lo mejor de sí mismas, para hacerse más grandes y más transformadoras.
Los elementos del ecosistema de innovación incluyen:
- Generadores de conocimiento: Generan conocimiento e impulsan la creación de nuevos proyectos y tecnologías innovadoras. Pueden ser: Centros de desarrollo, de investigación, de diseño, departamentos de investigación y desarrollo en universidades, centros tecnológicos, laboratorios, etc.
- Entorno tecnológico y de servicios avanzados. Son los que proveen recursos (herramientas, recursos financieros, infraestructura, talento, consultoría, entre otros) al ecosistema para potenciar el desarrollo de nuevos proyectos innovadores dentro o fuera del propio hábitat. Pueden ser: consultorías, desarrolladores, entidades bancarias, incubadoras, aceleradoras, fondos de inversión, centros de formación, espacios de coworking, etc.
- Estructuras de interfaz. Aseguran la creación de espacios y plataformas para que los diferentes actores colaboren de forma activa. Tienen por objetivo conectar a las organizaciones con intereses similares para que puedan aprovechar sinergias y tomen un mayor impulso entre ellas. Pueden ser: clústers, cámaras empresariales, consejos industriales, secretarías de estado, instituciones, ONG, etc
- Entorno productivo. Lo constituyen las empresas, que tienen el objetivo de llevar la innovación al mercado.
- Otros elementos. Pueden ser, entre otros, promotores (medios de comunicación), comunidades de interés, afectados por la actividad de la organización, etc.
Si estás leyendo esto es porque te interesa la innovación, así que te invito, aquí y ahora, a hacer un mapa mental de los elementos de tu ecosistema. Piensa en lo siguiente:
- ¿Conoces a las personas que hay detrás de las organizaciones de tu ecosistema?
- ¿Con quiénes de ellos tienes una buena relación, y por qué?
- ¿Con quiénes deberías empezar a construir una buena relación?
- ¿Con quién vas a colaborar para pensar juntos tu próximo proyecto de innovación?
En mi experiencia, cada vez las personas son más accesibles y colaborativas, y trabajar con otros es la clave para llegar lejos, así que ¿a quién vas a llamar hoy?