El desafío de la definición de innovación es un problema que sale con frecuencia y que me gusta repasar de vez en cuando, ya que ¿Cómo podría apoyar a mis clientes de manera efectiva si tenemos ideas diferentes sobre qué es innovación?
Intento dar respuesta a esta pregunta compartiendo una visión común de qué es y qué no es innovación antes de comenzar a trabajar en ella, de esta manera mis clientes y colaboradores y yo podemos avanzar en la misma dirección y utilizar los mismos parámetros para trabajar.
Algunas definiciones “clásicas” (las más utilizadas, las más referenciadas) del término “Innovación” podrían ser las siguientes:
- Innovación es el “Uso sistemático, como oportunidad, de los cambios en la sociedad, la economía, la demografía y la tecnología”. (Peter F. Drucker, 1985)
- Innovación es un “Nuevo, o significativamente mejorado, producto (bien o servicio), proceso, método de comercialización o método organizativo, en las prácticas internas de la empresa, la organización del lugar de trabajo o las relaciones exteriores”. (Manual de Oslo, publicación de referencia en Innovación de la OCDE y la Unión Europea, 2005)
- Innovación es la “Actividad cuyo resultado es la obtención de nuevos productos o procesos, o mejoras sustancialmente significativas de los ya existentes”. (Norma UNE 166000, “Terminología y definiciones de las actividades de I+D+i”)
- Innovación es “Nuevas formas de ofrecer valor al cliente” (O’Hare, 1988)
- Innovación es “creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado.” (Real Academia de la Lengua Española)
Si observamos estas definiciones de innovación, podemos observar que todas tienen en común los siguientes parámetros:
- El sentido de novedad. Una innovación implica alguna forma nueva de hacer las cosas, hay un sentido de algo nuevo en el concepto.
- La visión de proceso. No se trata de un momento de inspiración, de una idea genial, sino de un enfoque sistemático de identificación e implantación de ideas.
- La orientación hacia la comercialización. Si el mercado no compra, no estamos innovando. Tiene que haber alguien dispuesto a “pagar” por esta nueva manera de hacer las cosas.
La definición más simple de las que hemos visto que encaja con un planteamiento práctico y orientado a resultados es: Innovación es Nuevas Formas de Ofrecer Sistemáticamente Valor al Cliente. Esta definición agrupa el sentido de novedad (nuevas formas), la visión de proceso (ofrecer sistemáticamente) y la orientación a la comercialización (valor al cliente).
Algunos matices más, para estar orientados:
Sobre lo que innovación SÍ es:
– “Nuevo” no significa que nadie lo haya hecho antes. Si no se ha hecho antes en este contexto, entonces se considera nuevo.
– Debe tener el propósito claro de resolver un problema, satisfacer una necesidad o satisfacer un deseo.
– La innovación está en el hacer, no sólo en el pensamiento o la conceptualización. El simple hecho de tener la idea no constituye una innovación.
Sobre lo que la innovación NO es:
– Pequeños ajustes y mejoras de un proceso existente no son lo mismo que innovar.
– Invención, que se convierte en innovación cuando se lleva al mercado con éxito.
– Tecnología. No toda innovación involucra tecnología, ya sea como facilitador o como resultado. El uso de nueva tecnología no significa necesariamente que se haya producido innovación.
– Creatividad: La creatividad consiste en tener una gran idea. La innovación se trata de EJECUTAR la idea.