En un contexto global marcado por la digitalización y la automatización, parece que las empresas turísticas no pueden hacer más que seguir ofreciendo servicios de descanso y cuidado. Imaginemos una gran cadena hotelera que está explorando nuevas maneras de generar valor. La transición de una economía centrada en la prestación de servicios hoteleros tradicionales hacia una basada en la gestión y explotación de datos representa una evolución clave para mantenerse competitiva y relevante en un sector en constante transformación.
Para esta cadena hotelera, esta transición sería una oportunidad estratégica para transformar sus operaciones y su propuesta de valor. Una de las primeras iniciativas se centra en la generación y recopilación de datos. La digitalización de los procesos establecerá una base sólida para la gestión integral del dato.
En esta transición, la gestión del dato en una gran cadena hotelera debe comenzar con la recopilación y análisis de datos del front-office. Esto incluye información clave sobre los clientes, su navegación web, el impacto de las campañas de marketing online y su comportamiento durante la estancia. Una vez estructurados y aprovechados estos datos, se podrá pasar a los datos del back-office, que abarcan la gestión interna de los recursos y procesos operativos, como el consumo de energía, agua y control de inventarios.
En el ámbito hotelero, la explotación de datos podría orientarse inicialmente hacia la comercialización personalizada de los servicios y la optimización de los procesos de creación de valor de los servicios. Sin embargo, la verdadera promesa de esta transición va más allá y reside en responder a preguntas como: “¿Cómo estructurar y gestionar los datos para desarrollar modelos que impulsen un turismo de calidad, seguro y sostenible?”, o «¿Cómo ofrecer experiencias únicas e inolvidables en nuestros destinos?»
La transición hacia una economía del dato no es un proceso inmediato. Es una apuesta estratégica a largo plazo que implica la implementación de modelos piloto y la evaluación de su viabilidad en el mercado. No todos los modelos serán adoptados de inmediato, pero aquellos que logren demostrar su valor podrán marcar la diferencia en la experiencia del cliente y la eficiencia operativa.
Dada la complejidad y los riesgos asociados a este tipo de iniciativas, esta cadena hotelera podría explorar opciones de financiación pública, ya sea a nivel regional o nacional, ahora que la sostenibilidad y la digitalización están en el ojo del huracán de la política de la UE. La identificación de proyectos con potencial de impacto podría abrir puertas para acceder a subvenciones o programas de apoyo.
En definitiva, esta transición no solo representa un cambio en cómo se prestan los servicios dentro del hotel, sino también en cómo se mide y se genera valor. Al adoptar este enfoque, la cadena hotelera podrá desempeñar un papel clave en la transformación del sector turístico, promoviendo un modelo más sostenible, eficiente y orientado al cliente.
Apostemos por el dato como base para la toma de decisiones informadas y comprometidas.