La Economía Naranja, que engloba las industrias creativas y culturales, se ha convertido en un motor esencial para el desarrollo económico y la innovación. En el contexto del turismo, la integración de elementos culturales y creativos ofrece oportunidades únicas para diferenciar destinos y enriquecer la experiencia del visitante.
La creatividad y la cultura se entrelazan con el sector turístico, desde festivales de música y arte hasta rutas literarias y gastronómicas. Destaca la importancia de valorar y promover el patrimonio cultural local como un activo turístico
Algunos casos de éxito significativos son ejemplos de destinos que han sabido capitalizar su riqueza cultural para atraer turistas, como:
- Cartagena, España: Con el proyecto ‘Cartagena, Ciudad de Submarinos’, la ciudad busca consolidarse como un centro histórico, tecnológico y turístico vinculado al mundo submarino.
- República Dominicana: El país se reinventa como destino vacacional al diversificar su oferta más allá del «sol y playa», promoviendo zonas como Miches, Samaná y la Costa del Ámbar, resaltando su diversidad cultural y natural.
La innovación puede impulsar prácticas sostenibles en el turismo cultural, desde el uso de tecnologías digitales para preservar y promocionar el patrimonio hasta la creación de experiencias interactivas que involucren a las comunidades locales.
Sin embargo, los destinos enfrentan algunos retos significativos al integrar la Economía Naranja en su oferta turística, como la necesidad de formación especializada, la gestión de la masificación turística y la preservación de la autenticidad cultural, sin menoscabo de las oportunidades de desarrollo económico y social que surgen al apostar por el turismo cultural innovador.
Me parece relevante hacer una reflexión sobre la importancia de la creatividad y la cultura como pilares para la innovación en el turismo, invitando a los actores del sector a explorar y adoptar estrategias que integren la Economía Naranja en sus propuestas de valor.