El turismo costero es una de las actividades económicas más relevantes en muchas regiones del mundo. Sin embargo, a menudo se analiza de forma aislada, sin vincularlo con un concepto más amplio y estratégico: la economía azul. Pero, ¿qué significa realmente esto y por qué es importante para el desarrollo sostenible de los destinos costeros?
La economía azul es un enfoque que busca aprovechar los recursos del océano de manera sostenible, impulsando el crecimiento económico sin comprometer la salud de los ecosistemas marinos. Bajo esta perspectiva, el turismo costero no es solo una industria de servicios, sino una pieza clave en la valorización y protección del entorno marino.
Desde los pequeños pueblos pesqueros hasta los grandes destinos turísticos de sol y playa, el turismo costero genera empleo, dinamiza las economías locales y fomenta la innovación en sectores como el transporte marítimo, la gastronomía basada en productos del mar y el turismo náutico, entre otros. Pero, si no se gestiona adecuadamente, también puede causar daños irreversibles, como la degradación de ecosistemas, la sobreexplotación de recursos y la contaminación de mares y playas.
Iniciativas como los hoteles sostenibles, el ecoturismo marino y las certificaciones de turismo responsable están demostrando que es posible alinear el turismo costero con los principios de la economía azul. Además, la digitalización y la inteligencia artificial están abriendo nuevas oportunidades para gestionar mejor los flujos turísticos y minimizar su impacto ambiental.
Es hora de que los destinos turísticos costeros integren de manera explícita la economía azul en sus estrategias de desarrollo. Esto implica no solo una regulación más estricta, sino también la implicación activa de todos los actores: empresas, administraciones públicas y turistas. Un turismo costero bien gestionado no solo es una fuente de riqueza, sino también una herramienta poderosa para conservar el océano y asegurar su disfrute por las generaciones futuras.