Como siempre, muy interesante la visión de Joan Mulet (director general de COTEC) en El País Negocios el pasado domingo. Su artículo “Otra forma de impulsar la innovación” incluye conceptos que tiene mucho sentido que se vayan incorporando en los modelos de gestión de la innovación “tradicionales” como los que representa COTEC.
En este artículo, Joan hace un análisis de la trayectoria del conocimiento como fuente de riqueza, y habla del concepto de “innovación implícita en la actividad empresarial” (o “escondida”) como la innovación que contribuye a ofrecer nuevas formas de valor al cliente pero que hasta el momento “ha pasado desapercibida en las encuestas de los países de la OCDE”. En este blog, he hablado varias veces del potencial de negocios que no son innovadores según las encuestas del INE pero sí mantienen su posición competitiva en el tiempo, y la mejoran, lo que corrobora la existencia de innovación empresarial no medida por los parámetros actuales.
A continuación, Joan presenta la idea de que hasta el momento sólo se ha promovido la innovación en las empresas (que sin ninguna duda son las principales responsables de que el conocimiento llegue al mercado), y que ha llegado la hora de promover la innovación en otros sitios “aplicar más esfuerzos [de innovación] a otros sistemas, y el que parece ser el elegido es el del entorno”. En ese “entorno”, según Joan, están “muchas instituciones que, no habiendo nacido para la innovación, son imprescindibles para que esta exista. Se trata de instituciones tan importantes como la educativa, la financiera, la legislativa, el mercado y también la cultura de la población”.
Del artículo, entiendo que lo que propone Joan es que parte del dinero que hasta el momento se ha dedicado a hacer políticas de promoción de la innovación en empresas, se dedique a promoción de la innovación en el entorno, lo cual creo que es una idea estupenda, si no fuera porque creía que lo que pasaba era que sólo se invertía en innovación industrial porque era la única que se podía medir, y que no se invertía en “innovación escondida”, porque no se podía medir los resultados de la inversión.
Si eso es cierto (que no se invierte en promoción de la innovación en servicios, por ejemplo, porque no se puede medir la inversión realizada y su retorno), ¿cómo se va a medir la innovación en el entorno? ¿Cómo se puede saber qué políticas de innovación van a tener más retorno que otras, cómo se va a comparar la evolución innovadora de las regiones y países?
Hasta el momento se ha utilizado el modelo Oslo y Frascatti para medir innovación, y estoy absolutamente de acuerdo en que esos modelos no sirven para identificar “innovación escondida” ni para valorar la inversión en el entorno de innovación. También estoy absolutamente de acuerdo con las cinco líneas que propone Joan en su artículo (aumentar la capacidad del ciudadano para participar en todas las dimensiones de la innovación, reforzar el marco institucional para queno dificulte el proceso innovador, hacer más natural el camino de la innovación, abordar los grandes retos de la humanidad con soluciones innovadoras y hacer que la urgencia de innovar esté presente en toda la gobernanza de la sociedad), pero ¿cómo vamos a medir todo eso?, y lo que es mejor ¿cómo vamos a saber que la política que hace una región es “mejor” que otra para promover la innovación?
¿Quién le pone el cascabel al gato?
Estimada Mariona,
Si entendemos por innovar, colocar nuevos productos y servicios en el mercado, es necesario concluir que se trata de un proceso estrictamente empresarial. La intervención pública en este proceso tiene hoy, después de años de discusión, una base teórica generalmente aceptada, hasta tal punto que la practican todos los gobiernos del mundo, con mayor o menor fortuna e intensidad. La razón que justifica esta intervención es la existencia de fallos tanto de mercado como en el propio sistema de innovación. Los instrumentos de las políticas de fomento de la innovación son de dos tipos: financieros y no financieros, pero esto no determina necesariamente qué clase de fallo pretenden corregir. Como es lógico, medir es fundamental y absolutamente necesario, pero su mayor o menor dificultad no debería condicionar la aplicación de las medidas, porque su selección debería ser guiada por la presumible eficacia para contrarrestar las consecuencias del fallo que se pretende remediar.
Lo nuevo en la forma de fomentar la innovación es simplemente prestar más atención a las circunstancias del entorno que hacen más innovadora (en el sentido empresarial descrito más arriba) a la sociedad. Sabemos cómo ha influido una política encaminada a actuar sobre la empresa, tanto directamente como a través de otros agentes como el sistema público de I+D o las infraestructuras de soporte a la innovación, y constantemente estamos buscando fórmulas que sean más eficientes. Ahora, cuando la crisis ha puesto todavía más en evidencia la necesidad de basar el crecimiento económico en el uso del conocimiento, es decir la necesidad de innovar, es lógico que se revisen las formas utilizadas en este tipo de políticas. Y este es el objetivo de las estrategias nacionales de innovación. Aunque, sin duda harán falta recursos económicos para estas nuevas políticas, no es esto lo más importante. Se trata de que exista la consciencia de que casi cualquier decisión en el ámbito político puede y debe ser un vehiculo para hacer más innovadora la sociedad. Un ejemplo, probablemente el más claro, es la política educativa, pero también lo es la compra pública, porque casi siempre puede incluir una parte, seguramente no muy grande, para la adquisición de tecnología innovadora.
La gran dificultad de una estrategia de innovación es conseguir la complicidad de todos los poderes de la sociedad, y especialmente de los políticos. Estos últimos tienen siempre prioridades más cercanas y concretas que pueden llegar a convertirlos en enemigos de la estrategia. En la corta vida de esta nueva forma de política, hay ya claros ejemplos de fracasos y no precisamente en países reticentes a la innovación.
Un cordial saludo,
Juan Mulet Meliá
Director general de Cotec
Como ves, Joan, he colgado tu comentario, que me parece muy adecuado e interesante (me ha gustado especialmente el hecho de que no hablas sobre qué deberían hacer los demás, sino sólo constatas los hechos y los analizas desde tu visión de Director General de COTEC). Yo me suelo poner en el lugar del ciudadano, o del político, o del gestor para dar respuesta a las preguntas que yo misma me formulo.
Ha llegado un poco tarde, tu comentario (ahora ya estamos reflexionando sobre otras cosas y cuesta un poco volver a este tema, aunque sin duda vale la pena!), y sólo a mi correo electrónico, cuando deberías haber publicado en el blog (así mis seguidores te posicionarían no sólo como experto, sino también como elemento a tener en cuenta en sus procesos de reflexión), pero te agradezco mucho tu comentario.
I don’t think the title of your article matches the content lol. Just kidding, mainly because I had some doubts after reading the article.